sábado, 2 de marzo de 2013

Fleetwood Mac - Second Hand News



Corría 1977 y Fleetwood Mac se aprestaba para convertirse en la siguiente gran cosa del rock/pop americano. La excusa, el motivo o el detonante para tal suceso vendría de la mano de un disco que los posicionó como la perfecta banda radial, un prospecto de lo que luego se conocería como AOR (rock orientado al público adulto) y que de manera sorprendente para los mismo integrantes de la banda se convertiría en el disco más vendido en la historia de la música hasta que el más blanco de los hermanos Jackson pubicara en 1983 ese fenómeno a prueba de balas llamado "Thriller". Pero apenas editado, aún los paladares más exigentes tuvieron que reconocer que el nuevo disco de los Mac era algo sensacional, una aplanadora de hits, un álbum que podías poner de principio a fin hasta gastarle los surcos sin cansarte de oírlo.
Grabado en los míticos Record Plant Studios de Sausalito, California, “Rumours” encontró a Fleetwood Mac siendo casi una combinación de Los Beatles con Abba: el Mac de fines de los ’70 era un culebrón de parejas entremezcladas y relaciones amorosas conflictivas entre sus integrantes. Pero también de talentos individuales poderosos en la parte creativa y vocal que al igual que los 4 de Liverpool generaban una tensión y una sinergia creativa e interpretativa sorprendente. Cuesta trabajo el creer que una obra que se convertiría en un clásico instantáneo y en un fenómeno de ventas que a la fecha sigue facturando de manera consistente haya sido procreado en un ambiente de recelos y descontrol que hubieran hecho persignarse a los más desaforados rockeros, punketos o heavy metaleros de la época. Los propios ingenieros de Record Plant afirman que Fleetwood Mac llevó la palabra “excesos” a un nivel desconocido hasta entonces durante aquellas sesiones. Y la misma Stevie Nicks asegura que tuvieron que tocar fondo en todos los sentidos para que aquella obra pudiera emerger, no ya como una manifestación de talento sino como una necesidad de supervivencia grupal y personal. Tan enfermo estaba aquello que la pareja que en la vida real constituían Lindsay Buckingham y Stevie Nicks no dudó en ventilar sus trapos nada menos que en la canción que abre el disco. Y en un gesto que honestamente no sé si adjudicárselo a cierta bizarra forma de madurez o a simple intoxicación química, en lugar de aventarse canciones el uno contra el otro –lo típico en estos casos-, eligieron una y la cantaron juntos. En “Second Hand News” Buckingham sin pelos en la lengua la acusa de pintarle el cuerno, le grita que él no es una “noticia de segunda mano” y que si ella se larga –obviamente con el tercero en discordia- no la piensa extrañar. Nicks no solamente aguanta como la dama de hierro que es, sino que le regala una de las mejores segundas voces y armonías que este servidor haya escuchado jamás en una canción pop.
“Second Hands News” no es la mejor canción de "Rumours" en caso que haya una. Pero abre el disco de una manera incendiaria a pesar de ser acústica. Buckingham está enojado, frustrado, cansado, desolado. Nicks, ya se ha dicho, calla –cantando- y otorga, Mick Fletwood le pega a la batería como si algo tuviera que ver con el asunto, Christine McVie pone unas armonías deliciosas que no le piden nada al “Because” de Los Beatles y John McVie al bajo abusa de su habitual "low profile" y desentona poniendo un toque necesario de sobriedad -paradójico en alguien que se destacó por ser uno de los más grandes bebedores del blues británico- en medio de aquel aquelarre de ego, cocaína, infidelidades y pasiones inconfesables- poniendo el ritmo consistente de su bajo metronómico que parece no querer llamar la atención, no sea cosa que le caiga una bala perdida.
Afortunadamente americanos en aquellos años –en su natal Inglaterra no habrían sobrevivido al tsunami del punk- Fleetwood se convertiría gracias a “Rumours” en la nueva gran bestia pop de los ’70 y definirían un sonido que marcaría mucho de lo que vendría después…



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