sábado, 2 de marzo de 2013

Paul McCartney - Please, please me (en vivo, 2002)

Lo primero que aprendí a decir (ya que no a cantar) en inglés, aún sin saber el significado fue "last night I said these words to my girl, I know you never even try, girl... c'mon, c'mon, c'mon, please, please me, oh yeah, like I please you!" Lo gritaba como un desaforado a los diez o doce años años frente a un espejo tocando una escoba al revés -no había escobas para zurdos entonces, creo que todavía no las hay- y aunque nunca fui zurdo, quería ser Paul McCartney. Entiéndase, no "como" Paul McCartney... quería ser Paul McCartney. Es más, todavía quiero. No había en mi vida nada que no fuera Beatles, juro que absolutamente nada. Nada era tan valioso, tan excitante, tan emocionante, tan importante. Y si no fuera porque la vida nos hace conocer otros arrabales que nos van completando, posiblemente todo seguiría siendo igual. Esta fue la canción que me hizo perder el jucio -o debería decir, la primera-, pero todas las que vinieron después tenían las mismas cuatro firmas. Y es increíble que a 50 años de haber sido grabada, uno de los dos autores la siga cantando con semejante pasión, con la misma energía, si es que no más. Pasión y alegría que contagia, que lleva la nostalgia a terrenos difíciles de soportar. Por eso entiendo a la joven del minuto 1.46 que protagoniza uno de los pucheros más preciosos de la memorabilia beatle en video y a la señora del minuto 1.50 que rompe en llanto su emoción mientras la otra que la acompaña -¿su nieta, su hija?- la mira burlonamente mientras sigue cantando como si nada, como si fuera una de Shakira o del Sanz, sin entender que esa ya casi anciana dejó la piel en ese "please, please me" que la  regresó cinco décadas en el tiempo, aquel en todos éramos mejores -o nos preparábamos para serlo, aún sin haber nacido-, mas bellos, invencibles al amparo de ese estribillo todopoderoso. Apenas dos minutos tardaron Los Beatles para provocar el tsunami musical más poderoso del siglo XX con éste, su primer número 1. Dos minutos para cambiar el mundo, para que nuestra vida fuera mejor sólo por el hecho de haberlos conocido.
Y para acabar... te gusten o no Los Beatles, querid@ amig@, si está canción no te levanta el ánimo, tu pobre corazón no tiene remedio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario